Ambos tipos de ejercicios tienen que ver con la respiración, sin embargo, su práctica ayuda a diferentes niveles. Conoce estos beneficios y elige comenzar un nuevo estilo de vida.
Correr, nadar, andar en bicicleta o caminar se conocen como ejercicios aeróbicos, porque se caracterizan por ser menos intensos y requieren más tiempo para llevarse a cabo. La principal fuente de energía de estos ejercicios la obtiene el organismo de las grasas y los hidratos; el oxigeno es indispensable para que el proceso suceda.
La práctica constante de estos ayuda a disminuir la grasa corporal y el colesterol malo; se recomiendan para personas con sobrepeso y obesidad, además, fortalecen el corazón y disminuyen el estrés. Si prefieres este tipo de ejercicios, practica alguno de ellos al menos 30 minutos al día y comienza a ver los cambios.
Por otro lado, la zumba es un ejercicio anaeróbico que ayuda a la coordinación, además influye positivamente en tu capacidad pulmonar e incrementa la absorción de calcio, fortaleciendo tus huesos y reduciendo los riesgos de fracturas, también te divertirás como nunca.
Los ejercicios anaeróbicos funcionan más para tonificar los músculos, debido a que su intensidad y velocidad son mayores. Si ése es tu objetivo, inicia con sentadillas y lagartijas, ya que son ideales para adquirir y potenciar tu masa muscular, además, las puedes hacer en tu casa.
Combate la fatiga con series intensas de abdominales; levanta pesas o realiza pequeñas carreras o sprints de 100 metros planos para desarrollar potencia y velocidad en tus piernas y torso. Haz trabajar tu corazón y mejora tu sistema circulatorio practicando buceo libre o saltando con ambas piernas sobre las escaleras o un cajón.
Lo más recomendable es alternar los dos tipos de ejercicios para conseguir beneficios, tanto musculares como cardiovasculares. También es importante contar con la asesoría de un experto para evitar riesgos.
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