El jitomate es uno de los alimentos más utilizados en el menú de la comida familiar mexicana, no sólo por su exótico color, sino porque potencia el sabor de otros alimentos y es sumamente nutritivo.
Tiene un gran contenido de fibra, pocas calorías y se compone en su mayoría de agua; posee vitaminas A, C y E, así como licopeno, antioxidantes que favorecen el sistema inmunológico.
Además, este delicioso alimento es rico en potasio, fósforo y magnesio, minerales que ayudan a un buen funcionamiento de los músculos, el cerebro y los nervios.
El consumo de esta hortaliza se recomienda para las mujeres, ya que ayuda a reducir las molestias durante el periodo menstrual y es fuente de ácido fólico, una vitamina con la que se puede prevenir defectos congénitos, por lo que es importante para mujeres embarazadas.
La mejor forma de comerlo es crudo, pues conserva sus nutrientes y ayuda a reducir el colesterol e incluso los dolores artríticos.
Sin embargo, en la gastronomía mexicana se suelen realizar muchas salsas y caldillos con jitomate, lo cual no está mal, pero la constante exposición al calor hace que éste pierda nutrientes. Es por ello que lo mejor es tratar de utilizarlo asado y no colarlo para evitar que pierda fibra.